Los sumerios fueron los primeros en dividir el año en 12 unidades, sin embargo la división del día en 24 horas, así como el año en 365 días, se la debemos a los antíguos egipcios. La orientación de sus pirámides se hacía con referencia al desplazamiento de los astros y los zigurats de los mesopotámicos eran construcciones escalonadas en los que se podían visualizar las horas mediante el conteo de los peldaños.
En antíguas civilizaciones se erigieron edificios con una clara intencionalidad de medir y organizar el tiempo.
En esta foto del yacimiento ibérico de La Illeta de Campello (Alicante) del siglo V antes de C encontramos una construcción cuadrangular dedicada al culto. Sus diagonales marcan claramente los cuatro puntos cardinales, lo que nos puede hacer pensar que ya se conocía en esta época el juego de sombras que hacía el edificio y posiblemente se utilizara para calcular y organizar el tiempo.

Los vestigios de la actividad desarrollada por los habitantes de esta zona nos hablan de una sociedad con una red cultural y productiva bien estructurada, con actividad en los tres sectores de producción. Todo ello lleva a suponer que la necesidad de organizar el tiempo de manera minuciosa era algo prioritario.
Griegos y romanos también utilizan los relojes solares. Plinio el Viejo en su Historia Natural relata la historia del reloj que el emperador Augusto hizo construir en el Campo de Marte aprovechando un obelisco egipcio. Para conocer la historia de este impresionante reloj de sol pincha el enlace de arriba o en el que hay a continuación.
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